Apoyado siempre en la sentenciosa frase popular “Pan con mi dinero no le debo al panadero”, Angel Calderón Muñoz sigue rechazando amablemente los homenajes y reconocimientos que le han querido brindar padres de familia, alumnos y ex alumnos del Instituto Particular “Mariscal Sucre”, que él fundara hace más de cinco décadas en esta ciudad.
Luego de graduarse de bachiller en el Vicente Rocafuerte, ingresó a la Universidad de Guayaquil a estudiar medicina, pero truncó su carrera y entró de profesor en el Instituto Abdón Calderón, dirigido por su cuñado Abelardo García.
Al cabo de 2 años creó su propio plantel, decisión que le dio algunos contratiempos pues nadie quería alquilar un local para una escuela, aún cuando ofrecía todas las garantías del caso con apoyo de su hermano, el economista Abdón Calderón.
Retirado, no por completo, de la actividad educativa que ejerciera por más de 40 años, afirma que ahora cuenta con un poco más de tiempo para leer, para alternar con sus ex compañeros vicentinos de la Confraternidad 48 - 49 y entretenerse en tareas agrícolas.
Aunque ahora ya no está directamente al frente de su plantel porque delegó las funciones a sus hijos, visita con frecuencia el Mariscal Sucre y revive a plenitud sus días de director-profesor, cuando tomaba a cargo las clases para explicar los temas de estudio de décadas pasadas
Este maestro, guayaquileño de 79 años, en todo momento tiene palabras de gratitud para su madre Ana Mercedes Muñoz de Calderón, cuyo nombre ostenta la sección secundaria de la Unidad Educativa creada por él.
“Mi madre, cosiendo día y noche, nos hizo hombres de bien, aunque hubo ocasiones en que nos acostamos sin comer porque el vestido estuvo confeccionado y no lo fueron a retirar”, evoca con sentimiento.
Con orgullo añade que “por mi madre, mi hermano Abdón, fue el gran luchador que todos conocemos; también los otros hermanos y yo, que tomamos ese ejemplo como herencia; aprendimos a anteponer el servicio a los demás antes que el enriquecimiento a costa de los demás”.